Con todos los sentidos en el más allá. Entrevista a Anne Germain
Cercana y cálida cara a cara, Anne Germain se califica a sí misma como una médium «con mucha o muy mala suerte, según se mire. Cuando se comunica con los espíritus no solo los ve. Los oye, los siente dentro de su cuerpo, los huele y hasta los paladea. Los percibe con todos los sentidos.
En esta entrevista nos habla de su don pero también recuerda las amenazas de muerte que sufrieron ella y su familia tras la publicación de «terribles mentiras» que no solo dañaron su reputación sino que restaron credibilidad a la espiritualidad.
P. ¿Cómo descubrió su don? R. Es muy difícil para mí decir en qu momento descubrí mi capacidad para comunicarme con los espíritus porque lo he hecho desde que era muy pequeña. Mi familia me recuerda dando mensajes desde que empecé a hablar. Mensajes a mi madre de su hermano que murió en la II Guerra Mundial y también de mi propio hermano mayor que murió a las pocas horas de nacer. P. Cuando fue consciente de ello, ¿le cambió la vida, su forma de ver la vida? R. Desde luego impactó en mi vida de muchas maneras. Según mis padres, yo era una niña feliz aunque consciente de ser un poquito diferente de mis hermanas. Me dedicaba a observar la «normalidad» del colegio y de la vida en general. Pero siempre he sido muy feliz sin la compañía de otros porque siempre he disfrutado de la compañía de los espíritus. Nunca he tenido miedo a morir, ni siquiera de niña y desde siempre me ha perturbado enormemente cualquier manifestación de violencia o de falsedad. No entiendo que nadie sea capaz de disfrutar de una película violenta o de cometer violencia contra otros. A mi me deja física y psíquicamente enferma. P. ¿Cómo describiría el otro mundo? ¿Cómo es? ¿Adónde vamos y qué podemos esperar encontrar allí? R. Describir el plano espiritual no es fácil. Diría que es una vibración de puro amor y luz donde no caben la ira ni el odio, el dolor o la debilidad. Es un lugar en el que no existe el cuerpo físico, ninguna de las necesidades terrenales ni ataduras o pesares. Hay muchos niveles hacia los cuales podemos progresar a través del continuo aprendizaje. Parte de ese aprendizaje lo hacemos aquí, otra parte seguimos archivándolo cuando regresamos al mundo espiritual. Cuando dejamos la tierra cada uno de nosotros pasará un lapso de tiempo diferente en un nivel espiritual u otro aprendiendo según cómo su vida haya impactado en los demás. Aprendemos a viajar entre el mundo espiritual y el terrenal visitando, ayudando y guiando a nuestros seres queridos que se han quedado atrás a nuestra muerte. Por supuesto, también pasamos tiempo con los familiares y amigos que murieron antes que nosotros y que siempre estn allí para darnos la bienvenida cuando retornamos al mundo espiritual. P. ¿Existe el castigo en el otro lado? R. Esta pregunta enlaza directamente con la anterior. Como he dicho, en el espíritu hay diferentes niveles y alcanzaremos uno u otro dependiendo en buena parte de cómo hayamos vivido. Así no todo el mundo será capaz de llegar a los niveles más elevados si en vida trataron a los demás con maldad, ira, violencia u odio. La Madre Teresa no estará en el mismo nivel que digamos, por ejemplo, Hitler, a no ser que ella misma escoja descender para ayudarle a entender el horror que causó en la tierra y que así pueda seguir progresando. El infierno como tal no existe. Mis guías espirituales siempre me han dicho que vivimos «el infierno en la tierra» y que es aquí donde debemos darnos la oportunidad de aprender de nuestros errores para no tener que repetir la lección en el futuro. Los indios americanos lo explican de una manera muy simplista pero muy eficaz: si has vivido una vida buena y honesta aquí en la tierra así será cuando regreses al mundo espiritual. P. Usted, ¿cómo ve en el mundo espiritual? Diferentes médiums o clarividentes describen de maneras diferentes su forma de comunicarse. Algunos dicen que escuchan a los espíritus tan claramente como a los vivos; algunos dicen que tienen una sensación, una impresión… ¿usted? R. Yo soy una médium con mucha o con muy mala suerte, según como se mire, porque los percibo con todos los sentidos. Veo a los espíritus con tanta claridad como la veo a usted y los oigo tan claramente como a usted. Los siento como si estuvieran dentro de mi cuerpo y me hacen sentir la impresión de cómo se movían o actuaban cuando estaban aquí el la tierra. Pero como puedo utilizar todas esas habilidades a un tiempo, a veces resulta confuso cuando estoy hablando con más de un espíritu a la vez. Por ejemplo, si estoy comunicándome, puedo estar viendo a un hombre, estar hablando con otro y un tercero puede estar haciéndome sentir como él se sentía mientras estaba aquí. P. ¿Y si está ante una gran audiencia? R. Curiosamente, es mucho más fácil porque en ese caso sabré cuál de los tres hombres se dirige a quién y, la gran mayoría de las veces, puedo trasladar el mensaje a la persona correcta.
P. Quizá la gente no lo sepa pero usted tiene un gran sentido del humor así que seguro que disfruta de esta pregunta: cuando está conectada con un espíritu que hablaba español, digamos, ¿en qué idioma recibe el mensaje? ¿No necesita intérprete?
R. Quienes me conocen saben que tengo un sentido del humor más bien particular que a veces me hace no tomarme en serio ni siquiera a mí misma. Creo que el mundo espiritual me ha dado sentido del humor como una manera de ayudarme a trasladar las emociones de las personas con las que comunico a sus seres queridos. Piense que me pongo cara a cara con personas que están sufriendo un tremendo dolor emocional. El sentido del humor también me ayuda a intentar entender a espíritus que se comunican en una lengua distinta a mi inglés. Solucionan el problema porque su lenguaje no es con palabras, es espiritual. Es un lenguaje que todos los médiums entienden y con el que pueden trabajar y aunque a veces sí escuchamos algunas palabras en la que fuera su lengua materna, somos capaces de entenderlas y «traducirlas». Así que generalmente sé si el espíritu se comunica en español, portugués o italiano, por ejemplo. Lo escucho y sé en qué lengua habla pero entiendo lo que dice aunque no reconozca las palabras que pronuncia. Sé que es difícil de entender y creer pero así es como funciona…
P. Parece que los espíritus son tímidos, que a veces dudan al hablar con usted. A veces se niegan a responder a una pregunta concreta. A veces ¡hasta dicen cosas que no se les ha preguntado!
R. Algo que tenemos que entender es que no les podemos demandar respuestas a preguntas concretas porque lo que para nosotros es muy importante aquí, en su mundo carece de toda importancia. Esto es evidente cuando una persona le dice al espíritu: «no voy a creer que eres tú a no ser que me digas esa palabra concreta o respondas a determinada pregunta». Las personas que tienen una idea fija se lo ponen muy difícil a los espíritus. Es como si tu tío está llamando a la puerta y cuando abres y ves que es él le cierras la puerta en las narices porque a quien quieres ver es a tu abuelo. Es una falta de respeto hacia ellos. Hay que mantener la puerta siempre abierta. ¿Usted se quedaría a intentar hablar con alguien que le ha cerrado la puerta en las narices? No. Pues ellos tampoco.
P. Hay quien piensa que no debemos llamar a los espíritus. Que les podemos molestar y detener su evolución. Es esto cierto o ¿son tan libres como nosotros los vivos de venir o no cuando se les llama?
R. Tristemente esto muestra el desconocimiento que la mayoría de la gente tiene de cómo funciona el mundo espiritual. No se puede despertar, molestar o detener en su progreso a ningún espritu. Son ellos quienes eligen venir a «molestarnos». No importa lo ansiosos que estemos por comunicarnos con un espíritu. Si él decide no venir no hay en este mundo fuerza capaz de traerlo y solo nos queda aceptar su decisión. Cuando vayamos su mundo le podremos preguntar qué razones tuvo para no querer comunicarse cuando tuvieron la oportunidad.
P. Usted fue conocida en España a través de un programa de la televisión pero antes ya era famosa en Portugal y Gran Bretaña. Cómo ocurrió y cómo fue la experiencia…
R. En Portugal se me conoció también a través de un programa de televisión y en Gran Bretaña soy muy conocida entre aquellos que viven el mundo espiritual aunque he conseguido mantener mi privacidad allí hasta recientemente. Mi privacidad y la de mi familia siempre han sido muy importantes para mí así que en casa he rechazado oportunidades de salir en los medios. Estar en el ojo público es un poquito surrealista. Sigue pareciéndome muy extraño ir por la calle o coger un autobús y que la gente se quede mirándome o se dirijan a mí. A menudo me giro para ver a quién están mirando. A mi marido le parece muy gracioso porque sabe que es a mí a quien miran pero es él quien me mantiene los pies en el suelo y no permite que se me suba a la cabeza. Cuando llego a casa, soy yo la que cocina, la que hace la compra, plancha y limpia la casa.
P. Aquél reportaje que se publico hace un año en un diario español contenía terribles mentiras como que le «soplaban» por el pinganillo.
R. Aquella fue una temporada muy difícil cuando alguien que para mi era un colega de confianza decidió por dinero vender una historia que era falsa como cierta. Un montón de exageraciones que no eran ni siquiera medias verdades. Cosas de las que yo ya había hablado en los medios y que nunca oculté. Siempre pedía saber el nombre del invitado, su ocupación, si creían o no en el mundo espiritual o si había alguien con quien tuvieran preferencia por comunicar si fuera posible. Muy a menudo cuando la productora del programa venía a hablar conmigo mientras me vestía no disponíamos de más de cinco minutos y era yo la que le decía lo que llevaba escrito en el papel y le daba información sobre los invitados de la noche incluso antes de que ella tuviera tiempo siquiera de abrir la boca. Información que nunca hubiera sabido ni siquiera a través de una investigación. Cosas que la productora tenía que confirmar con los invitados después del programa. Dijeron que yo había contratado detectives privados para seguir a las personas, que habían revuelto en sus cubos de basura para buscar información o que se habían sentado a su lado en un café para grabar sus conversaciones. Dijeron que llevaba pinganillo y que leía su lenguaje corporal (imposible esto último cuando durante la comunicación espiritual me quedo prácticamente ciega). Llegaron a decir que yo había pagado a toda la audiencia del programa y fue totalmente lo contrario. Creo que se puede afirmar que la mayoría de los programas de las televisiones españolas tienen audiencias pagadas. El mío no. Teníamos una lista de espera de miles de personas que querían asistir al programa y no solo como espectadores, también teníamos lista de espera de invitados. Si la emisora pagaba a los invitados eso ya no era mi problema. Sólo sé que en la cadena de televisión siempre fueron respetuosos conmigo y que Jordi, su presentador, cuenta entre mis amigos personales. Para mi fue también devastador cuando le atacaron a él personalmente.
P. ¿Cómo le afectó?
R. A nivel privado, mi marido, celoso de su intimidad y muy reservado, estaba devastado cuando vio que le seguían desde el trabajo hasta casa. Mis vecinos no daban crédito cuando reporteros ingleses y españoles llamaban a sus puertas. Recibí amenazas de muerte hacia mi y mi familia. Mi reputación personal y profesional se vio gravemente dañada porque en realidad no podía defenderme. La espiritualidad en si misma dio un gran paso atrás en España y Portugal. Despacio, la comunicación con los espíritus estaba siendo aceptado como algo que no era ni malvado ni corrupto y esto para mi fue lo más doloroso de todo. Otros médiums y psíquicos también sufrieron los efectos de aquello. Yo hablo con los muertos, los veo, los siento a mi alrededor. Es lo que soy. Es lo que hago. Yo y el resto de los médiums que hay en el mundo.
P. Con mucha frecuencia da conferencias gratis para recaudar fondos a favor de diversas ONGs. ¿Es importante para usted ayudar a los más necesitados?
R. Extremadamente importante. Así es como devuelvo parte de los dones que me ha concedido el mundo espiritual y siempre que mi agenda me lo permite acudo a este tipo de llamadas. A mucha gente no le gusta el hecho de que los médiums aceptemos dinero; incluso yo tuve problemas al principio. Pero cuando el espíritu me pidió que me dedicara a esto «a tiempo completo» me di cuenta de que necesitaba un sueldo si iba a dejar atrás un trabajo muy bien pagado en Londres. Pero siempre he sentido que si cobraba por ello tenía también que devolver. Muchas de mis donaciones las hago a nivel privado y no solo a reconocidas ONGs sino también a pequeñas organizaciones, hospitales, colegios…
Para saber más sobre Anne Germain
Y así, sin descanso, a pesar de los ataques recibidos en el pasado, Anne Germain sigue haciendo lo que mejor sabe hacer: comunicarse con los espíritus. Trabajando y demostrando día a día que el otro mundo es tan real como este.
P. Nieto
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