Sea el alimento tu medicina y la medicina tu alimento Ya lo dijo Hipócrates, precursor de la dietética: «Sea el alimento tu medicina y la medicina tu alimento». El filósofo alemán Feuerbach dio un paso más y vino a decir que somos lo que comemos. Miguel Angel Almodóvar, sociólogo y divulgador especializado en nutrición y gastronomía, sostiene que somos más bien lo que asimila nuestro organismo. De ello puede depender en gran medida nuestra felicidad. En su intervención en el Foro de Príncipe Pio, Almodóvar argument que puede haber una cocina de la felicidad basada en criterios rigurosamente científicos. «Lo que viene a confirmar la ciencia contemporánea, más o menos desde los años ochenta -dijo- es que hay alimentos que contienen sustancias nutrientes capaces de activar los neurotransmisores cerebrales relacionados con el placer, la felicidad o el buen humor, como son las endorfinas, que el cerebro activa en las situaciones en las que cree que el organismo está siendo agredido». A este respecto, se refirió a los pimientos picantes, que en España conocemos como guindillas y que muchos relacionan con malas digestiones. El hecho es que contienen un principio activo, la capsaicina, que produce una descarga de endorfinas para atenuar el dolor que el cerebro ha malinterpretado como una quemadura, una agresión exterior. Hay otras sustancias capaces de activar los neurotransmisores cerebrales relacionados con el placer, como el triptófano, que es uno de los 20 aminoácidos que forman la cadena de las proteínas. Algo parecido sucede con el chocolate, cuyo consumo es tantas veces objeto de creencias e incluso bromas algo machistas. Sin embargo, tienen una base científica, porque el chocolate posee sustancias que activan neurotransmisores relacionados con el clímax sexual.
LA COCINA DE LA FELICIDAD
Una dieta sencilla y barata, que nos devuelva a nuestros anteriores hábitos nutricionales: un plátano por la mañana, un puñadito de nueces españolas, no de California, que no tienen nutrientes, una manzana, un aguacate en ensalada…
También jamón serrano, no es imprescindible que sea ibérico. Según algunas investigaciones, en su proceso de curación se generan una serie de aminoácidos libres entre los que está el triptófano. Al tener mucha menos sal que antes, el consumo de jamón entraña un riesgo mucho menor de hipertensión.
Es aconsejable también el consumo frecuente de pescado azul, rico en ácidos grasos omegas 3, mejor de tamaño pequeño, como la sardina, el boquerón y el jurel, ya que acumulan menor cantidad de metales pesados -tóxicos para el organismo, como el mercurio, el plomo y el cadmio- que el pescado azul de mayor tamaño, como el atún o el salmón.
Y si no se puede comer fresco, tambin se puede recurrir a las conservas: una lata de sardinas en aceite de oliva, no en aceite vegetal, que puede ser de coco o de palma, una auténtica bomba de colesterol que debe ser evitada a toda costa.
Conviene evitar también todos aquellos productos -platos preparados, sopas de sobre, aperitivos salados- entre cuyos ingredientes figure lo que en Europa se disfraza bajo el nombre E-621. Es el glutamato monosódico, un potenciador de sabor, muy conocido como «el avecrem de los orientales», que inhibe la sensación de saciedad; es decir, el cerebro no recibe la señal de que debe dejar de comer. Tampoco es conveniente abusar de las hambuguesas.
Entre tantas amenazas a nuestro organismo, Almodóvar abrió una puerta a la esperanza al afirmar que en España se empieza a tomar conciencia de lo que debe ser una alimentación saludable. Señaló como ejemplo la recuperación de productos locales, con mejores nutrientes y mayor calidad, como el tomate «cor de bou» en Mallorca.
Y recordó que la gran guía para una alimentación sana y razonable es fijarnos en las productos que en cada momento nos esté ofreciendo la naturaleza, estar muy atentos a la temporada porque es entonces cuando un alimento puede darnos lo mejor de sí mismo. Y, por supuesto, cocinados siguiendo normas y procesos que no destruyan sus valores nutricionales y terapéuticos: más o menos, como lo hacían nuestras abuelas.
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